Hoy quiero contarte el motivo por el cual me hice quiromasajista.
Seguramente no le interese a nadie, pero creo que es una buena ocasión para explicarte los motivos que me llevaron a ser quiromasajista.
Vamos a hacer un viaje a un pasado reciente, porque llevo poco tiempo trabajando como quiromasajista, tan solo 5 años de carrera profesional, pero suficientes para ser consciente que me quedan otros 5 años más de trabajo como quiromasajista.
Más adelante te contaré porque me quedan 5 años de vida, pero antes quiero contarte el motivo por el que decidí trabajar como quiromasajista.
ERASE UNA VEZ UN FUTURO QUIROMASJISTA
En un lugar de la mancha de Barcelona…
Allá por el 2017, me topé con una pequeña crisis cuando tenía 33 años.
El número 33 empezó a inquietarme, lo veía por todos lados, era una señal que me enviaba el universo o Rupaul y ¡zas! ¡Crisis!
Cuando tengo una crisis intento pensar en el porqué de mi malestar, qué puedo hacer para cambiar y sobre todo mantener la calma para no dramatizar.
La crisis venía de mucho antes, de estar años haciendo un trabajo que no me realizaba del todo, me faltaba imaginación, autonomía y capacidad de crear cosas bonitas.
Fue entonces cuando saqué mi lista de cosas que hacer
Una lista que me acompaña desde que tengo 18 años en la que voy apuntando cosas que quiero hacer.
Al recuperar esa lista vi que tenía apuntado:
«Aprender a hacer masajes»
Cuando apunté esto en la lita, jamás pensé que años más tarde me formaría como quiromasajista y me dedicaría a ello.
Yo lo que quería era saber hacer masajes sin más pretensión que la de aprender a dar masajes y no trabajar de ello.
DE LA LISTA AL CURSO DE QUIROMASAJISTA
Otra de las cosas que tenía en «mi lista de cosas que hacer» era ir a vivir a Londres, tirarme en paracaídas y ser entrenador de vóley playa, la última la cumplí, las dos anteriores ya las borré de la lista.
Normalmente hago listas de todo, de la compra, de tareas, de proyectos, de futuros masajes…
Lo bueno de tener listas, es que con el paso de los años te das cuenta que había cosas apuntadas que no las harás nunca, porque o bien no te apetecen o tu forma de pensar ha cambiado.
Empecé a informarme de cursos en los que formarme para aprender a hacer masajes.
Encontré muchas academias que ofrecían cursos de diferentes masajes, que si californiano, hawaiano, sueco y un sinfín de posibilidades en los que te pedían un ojo de la cara por hacer un curso de muy pocas horas.
¿En serio hace falta pagar tanto para aprender a hacer un masaje por hobby?
Yo solo quería que alguien me dijera como se hace un masaje y punto.
En mi intensa búsqueda me topé con el quiromasaje.
EL QUIROMASAJE EMPIEZA A LLAMARME LA ATENCIÓN
La primera vez que leí la palabra quiromasaje fue mientras buscaba un curso para aprender a hacer masajes.
¿Qué coño es eso de quiromasaje?
Empezó mi inquietud hacia esta técnica de masaje.
El quiromasaje es un conjunto de técnicas manuales (realizadas con las manos) empleadas por el quiromasajista con el objetivo de manipular tejidos musculares, adiposos y la piel para aliviar dolencias, conseguir un estado de relajación, liberar estrés y equilibrar el organismo.
Pensé que el quiromasaje era una formación lo más completa en comparación con otros cursos de masaje.
Más tarde me cagué en todo, porque me di cuenta, que más que un cursito para aprender a hacer masajes, era un señor curso con exámenes, prácticas y todo un modelo formativo que te hacía salir de la academia preparado para trabajar como quiromasajista.
Pasé a estar envuelto en anatomía, músculos, articulaciones, patologías, lesiones, vendajes, puntos gatillo y un sinfín de material didáctico que no me apasionaba, pero que después entendí que era necesario si quieres dedicarte a ello.
EL CURSO PROFESIONAL DE QUIROMASAJE
Durante el curso tuve muchas dudas de si realmente era lo que quería hacer.
En el curso mucha gente se iba dando de baja, se daban cuenta que el masaje no era lo suyo o querían aprender masaje, pero no tan profesional.
La formación iba cargo de una fisioterapeuta que es una crack explicando y eso hizo que no me borrara del curso.
Nos contaba cosas muy interesantes sobre el cuerpo humano y poco a poco me iba dando cuenta que el curso de quiromasaje cada vez me resultaba más interesante.
Empecé a plantarme que si se me daba bien esto de hacer masajes, ¿porqué no dedicarme a ello?
MI PRIMERA VEZ HACIENDO UN MASAJE
Después de casi un mes de teoría en el curso, llegó la hora de pasar a la práctica.
Pasar a la práctica significaba comenzara a mover las manos y sentir otros cuerpos.
Nos teníamos que poner por parejas, uno se tumbaba y el otro masajeaba.
La primera vez que tuve que hacer un masaje me sentí incómodo, con miedo, tocaba con mucha prudencia, me daba hasta un poco de grima tocar un cuerpo.
Recuerdo que el compi con el que me tocó practicar mi primer masaje tenía un grano como un cráter de la luna y en ese momento quería que la tierra me tragara.
Me planteé dejar el curso, no quería tocar al compi, me daba asquete…
La profe nos decía que era normal que al principio estuviéramos cortados, que poco a poco iríamos perdiendo la vergüenza y que todo el mundo tocaría a todo el mundo, se refería a que iríamos rotando las parejas.
El primer masaje que di fue una auténtica mierda, obvio, era mi primera vez, no sentía nada con las manos y estaba incómodo con ese pedazo de grano que si pasaba por encima seguro explotaba.
Cuando llegué a casa, tomé la decisión de quitarme del curso y borré de mi lista de cosas de hacer esto de los masajes.
EL CURSO PROFESIONAL PARA SER QUIROMASAJISTA
Me di cuenta que mucha gente del curso estaba ahí por cambiar de rumbo laboral, terapeutas que ejercían otro tipo de terapias, personas que buscaban una salida profesional y yo era el único que estaba haciendo el curso por amor al arte, sin ningún objetivo.
No tenía ninguna pretensión de dedicarme al quiromasaje y mucho menos de hacerme quiromasajista a domicilio, pero con el paso del tiempo le fui cogiendo el gustillo a esto de los masajes.
El curso de quiromasaje fue una gran experiencia y mi primer contacto con el mundo del masaje.
Cuando terminé el curso, ya sabía hacer masajes, ¡prueba superada!
Taché de mi lista «aprender a hacer masajes», fue entonces cuando me picó el gusanillo de querer dedicarme profesionalmente a ello.
MIS PRIMEROS PASOS COMO QUIROMASAJISTA
Todo quiromasajista pasa por una etapa en la que ofrece masajes gratis a sus amigos, o amigos de los amigos.
A un 97% de quiromasajistas que les preguntes como empezaron, te dirán que pasaron por una etapa de aprendizaje en la que nos interesa tocar cuerpos para no perder la práctica.
Hay muchos quiromasajistas que recién terminan sus estudios y si después de un año no han practicado masajes, las técnicas de masaje se olvidan y se oxidan.
Así empecé a dar masajes gratis a mis amigues y amigues de mis amigues.
No cobraba, no me sentía cómodo cobrando por un masaje, pensaba que no sabía hacer masajes hasta que un amigo me dijo que tenía que dedicarme a esto.
Recibía muy buen feedback de las personas a las que les hacía un masaje, en un principio pensé que el buen feedback era porque era gratis, pero después me di cuenta que lo decían de verdad, de corazón.
Fue entonces cuando empecé a creer en mí, en mis manos y en lo que había aprendido.
También hacía prácticas de masaje en eventos deportivos a los que me apuntaba, me iba fenomenal participar en estos eventos para ir soltando mis manos.
DE UN HOBY A UN MODO DE VIVIR
Después de aquella primera formación en quiromasaje, de hacer más de 80 masajes gratis durante casi un año, vino un amigo y me dijo que de gratis nada, que él me pagaba el masaje, que nunca le habían tratado tan bien durante un masaje y se sentía incómodo si no me pagaba.
Poco a poco se iba sembrando la semilla de dedicarme profesionalmente al quiromasaje, era cuestión de tiempo y de práctica, para sentirme seguro y dar el salto al mundo laboral.
En mi caso, decidí trabajar de forma autónoma haciendo masajes a domicilio.
Un gran acierto porque son cada vez más las personas que solicitan masajes a domicilio por falta de tiempo.
De aquel curso de hace cinco años pasé a ganarme la vida como quiromasajista.
He sobrevivido a una pandemia en la que pensé ciento cincuenta veces que esto no funcionaba, normal, había una crisis sanitaria.
Pensé en que me había equivocado, que entraría en una crisis de nuevo, sin trabajo, apostando por un servicio de masaje a domicilio que nadie solicita y dejando que el miedo me invadiera para aprender de él.
Sí, cuando tengas miedo reconócelo, míralo y deja que te invada para conocerlo y vivirlo a tope, si no le haces caso al miedo se apoderará de ti irracionalmente.
Seguí adelante, confiando en mí, en mis manos, en mi forma de trabajar, en que mis masajes molan y tienen muchos beneficios.
No tiré la toalla y a día de hoy sigo ofreciendo masajes a domicilio como quiromasajista profesional.
Ahora sí, puedo decir que soy quiromasajista profesional.
ME QUEDAN CINCO AÑOS DE VIDA
Aparte del primer curso de quiromasaje que realicé, en este mundillo de los masajes y terapias naturales te vas adentrando poco a poco y conociendo otro tipo de técnicas.
Fue entonces cuando decidí seguir formándome en el mundo del masaje.
Realicé varias formaciones como reflexología podal, técnica que me encanta, digitopuntura, drenaje linfático, aromaterapia y musicoterapia, algunas de ellas las ejerzo profesionalmente y otras con el paso del tiempo las vas dejando a un lado.
En una de las formaciones, una profesora dijo que la vida del masajista es de unos 10 años.
Por aquel entonces no la hice mucho caso.
El motivo de aquellas palabras es porque al dar un masaje necesitas mucha energía física y mental.
Razón no le faltaba.
Después de dedicarme al quiromasaje durante cinco años (contando con parones en la pandemia), puedo decir que dar un masaje es un trabajo muy físico y que desgasta mucho.
Ahora entiendo las palabras de la profe, y sí, me quedan cinco años de vida como quiromasajista porque al ritmo que voy dando masajes tal vez no llegue, pero sabes que, lo estoy disfrutando como un niño.
Para mi es todo un logro, como de pasar por una crisis de los 33, dejar mi trabajo, formarme como quiromasajista y terminar haciéndome profesional ha sido una carrera de pico y pala que ahora me compensa al ver la cara de mis clientes cuando reciben un masaje profesional.
Gracias.
Te puede interesar: